Comisión de comunicación UV.
La euforia se desató en Liniers tras la resonante victoria del Fortín sobre Huracán. Vélez, una vez más, promediando los 90, logró su tercera conquista consecutiva, una racha impensada luego de esos partidos iniciales, entre los cuales se destacó la contundente caída ante River.
El conjunto de Liniers va encontrando su ritmo de a poco. Los cambios de Quinteros sobre el final parece que están dando resultado, parece que de a poco el Fortín va encontrando su rumbo.
En este fútbol tan vertiginoso, donde cada segundo cuenta, Vélez ha aprendido a manipular el reloj a su favor. Mientras otros equipos aflojan el ritmo, ellos mantienen el acelerador a fondo hasta el último aliento, dejando claro que los partidos se definen en los momentos críticos.
Este fenómeno no solo resalta el resultado en sí, sino también el temperamento para sobreponerse en los momentos complicados. Es el espíritu que debe mantener Vélez para empezar a pensar en la tabla de arriba y empezar a dejar la calculadora en el cajón.
Cada victoria consolida la identidad del equipo y su posición en la tabla. Cada partido es una oportunidad para volver a ganarse al hincha y darle la esperanza de aspirar a un poquito más. Una alegría más de tantas que nos ha dado Vélez.
El camino es largo y sinuoso, pero Vélez parece haber encontrado el timing a los encuentros cerrados, por lo menos por ahora. Cada partido es un desafío y una historia aparte. Más allá de los resultados, lo que realmente importa es que el espíritu de lucha del equipo se mantiene y no se rinde.
Vélez marca, pasa y ataca, algo que se esta empezando a volver una sana costumbre, tiene un arquero que aparece en los momentos importantes, pero a veces defrauda a la hora de salir a cortar. La defensa está empezando a funcionar, salvo algunas distracciones que cada vez son mas espaciadas, falta contundencia, pero por ahora sobre el final se nos da.
Vamos Vélez, a seguir en este camino.
